martes, 4 de diciembre de 2007

Aquel 4 de diciembre de 1977


Después de 30 años, recordar aquel día nos sitúa en las lejanas fechas de la preautonomía. Si bien no se consideraba Andalucía como una Nacionalidad histórica, sin embargo su abandono secular, el ser la primera región de España en número de parados y donde la administración invertía menos, le daban suficientes motivos como para igualarnos a las nacionalidades históricas.
Aquel 4 de diciembre fue muy unitario, todos los partidos políticos de Andalucía habían convocado ocho grandes manifestaciones
En Castro del Río se fletó un autobús para asistir a esta manifestación. Recuerdo que la inmensa mayoría pertenecían a las Juventudes Comunistas y al PCE, también había alguna gente del PSOE.
El ambiente era muy festivo. La mayoría habían estado durante la madrugada en la Aurora (los campanilleros de Castro).
Después participamos en la primera manifestación legal celebrada en Córdoba con participación multitudinaria.
Enfilamos la victoria y llegamos hasta las Tendillas. Allí se armó un gran barullo ya que un grupo de militantes de Fuerza Nueva esperaba a la cabecera de la manifestación con banderas y palos. Las banderas eran auténticas lanzas. Tras los gritos clásicos de “ Vosotros fascistas sois los terroristas” o “ Andalucía, autonòmía”, hubo un pequeño forcejeo, alguna exhibición de pistolas y el grupo optó por abandonar. Sorprendió en aquel momento la pasividad de la policía ante aquella provocación. En el grupo facha había algunos castreños, que desde la transición habían dirigido Fuerza Nueva en Córdoba.
Por la tarde conocimos que en la manifestación de Málaga hubo un muerto. Era José Manuel García Caparros, el primer mártir de la democracia por la autonomía andaluza, militante de Comisiones Obreras, aquella misma tarde escribí en la rabia juvenil, lo que quise fuese un poema:
Se encendió un mar verde de esperanza
recorriendo nuestras calles
la luz se ocultaba
en un cielo de cenizas.
Mientras, se cubría nuestro cuerpo
de un dulce aroma
a verde y blanco.
Despertaba un pueblo
en busca de su destino,
y tú José Manuel encontraste el tuyo
por una fría bala asesina,
disparada por un cuervo negro.
Entre nuestras voces
la ira de una despedida roja
con oscuros crespones
entre el espanto de un pueblo asesinado.
Y aquí cayó tu sangre
en medio de una Andalucía dolorida
frente a la gris Diputación
en medio de las calles de Málaga
para que la mirara todo el mundo
y nadie pudiera borrarla.
Nuestra tierra se oscurece
en un ovillo negro.
Andalucía está hoy de duelo.
José Manuel de Comisiones Obreras
has abierto el camino
de la libertad y de la esperanza
¿Cuándo llegará el día
que sobre nuestras frentes
un viento de alegría
acabe con tanta explotación
y sangre derramada?
¡Adiós, camarada!
Treinta años después no se ha aclarado el asesinato. Aunque la familia, eso sí acaba de recibir una indemnización.
Francisco Cañasveras

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