La Asociación Cultural Cantamora ha organizado unas jornadas sobre “Memoria Histórica: literatura y cine.
Con estas Jornadas Cantamora cumple dos funciones: por un lado recuperar nuestras raíces y profundizar en hechos históricos que necesitan cerrarse y por otro difundir la obra literaria, modestamente, a través de nuestra editorial.
En estos días estamos asistiendo a un replanteamiento del conocimiento histórico, a la luz del reciente concepto de la recuperación de la memoria histórica, que ha cuajado recientemente en la Ley de la Memoria Histórica.
Estos conceptos formaban ya parte de las posiciones éticas de muchos historiadores , pero estaban completamente ausentes cuando apareció en 1979 el libro “Castro del Río, del rojo al negro” de Francisco Merino. Entonces sin saberlo, ni sospecharlo se hizo recuperación de la memoria histórica y el hecho es que ese libro fue el pionero y avanzadilla de otros estudios posteriores, aunque tardarían todavía seis años en llegar, con las publicaciones de Francisco Moreno Gómez, en su trilogía sobre la República, la Guerra y postguerra en Córdoba y Provincia.
Ahora las posiciones están mas claras y los miedos atávicos y los fantasmas de alguna manera han desaparecido, a pesar de los predicadores del olvido y de los falsos profetas que hablan “de las heridas que se reabren”. “Ese fantasma de las heridas son las últimas pedradas que los verdugos de la ciencia y de la democracia, se atreven a lanzar”, como dice Francisco Moreno Gómez
Y añade que se vive por tanto un momento histórico de rectificación con relación a un mal entendido olvido y una mala entendida reconciliación que llevó a hacer tabla rasa de la historia de los precedentes democráticos de nuestro actual sistema.
Se pretende olvidar un genocidio sin precedentes en nuestra historia, No por repetida y conocida la frase de que “aquellos pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla” , pierde su vigencia y actualidad.
No se trata de hacer borrón y cuenta nueva, como se pretendió hacer en la transición, hoy la sociedad española está más que madura para resolver cuestiones tan humanitarias como conocer donde están enterrados sus abuelos y rescatarlos, pero no con odio ni aviesas intenciones, sino para que tengan un enterramiento digno, simplemente eso.
Hasta tanto no se resuelvan estas asignaturas pendientes, no se habrá hecho realmente justicia y cerrado ese episodio de nuestra historia.
El primer día de la jornada se presentó el libro “ La acracia perdida”, de Francisco Merino Cañasveras, una novela histórica con paisajes y personajes locales, pero con la dimensión del drama a escala nacional. Una obra que refleja el corto período de la anarquía en Castro del Río.
Las jornadas continúan con proyecciones de documentales sobre la Guerra Civil, la presentación del libro “ Brisas de libertad” de Rafael García Contreras y la proyección del documental de Jean Ortiz, “Espejo Rojo”.
Con estas Jornadas Cantamora cumple dos funciones: por un lado recuperar nuestras raíces y profundizar en hechos históricos que necesitan cerrarse y por otro difundir la obra literaria, modestamente, a través de nuestra editorial.
En estos días estamos asistiendo a un replanteamiento del conocimiento histórico, a la luz del reciente concepto de la recuperación de la memoria histórica, que ha cuajado recientemente en la Ley de la Memoria Histórica.
Estos conceptos formaban ya parte de las posiciones éticas de muchos historiadores , pero estaban completamente ausentes cuando apareció en 1979 el libro “Castro del Río, del rojo al negro” de Francisco Merino. Entonces sin saberlo, ni sospecharlo se hizo recuperación de la memoria histórica y el hecho es que ese libro fue el pionero y avanzadilla de otros estudios posteriores, aunque tardarían todavía seis años en llegar, con las publicaciones de Francisco Moreno Gómez, en su trilogía sobre la República, la Guerra y postguerra en Córdoba y Provincia.
Ahora las posiciones están mas claras y los miedos atávicos y los fantasmas de alguna manera han desaparecido, a pesar de los predicadores del olvido y de los falsos profetas que hablan “de las heridas que se reabren”. “Ese fantasma de las heridas son las últimas pedradas que los verdugos de la ciencia y de la democracia, se atreven a lanzar”, como dice Francisco Moreno Gómez
Y añade que se vive por tanto un momento histórico de rectificación con relación a un mal entendido olvido y una mala entendida reconciliación que llevó a hacer tabla rasa de la historia de los precedentes democráticos de nuestro actual sistema.
Se pretende olvidar un genocidio sin precedentes en nuestra historia, No por repetida y conocida la frase de que “aquellos pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla” , pierde su vigencia y actualidad.
No se trata de hacer borrón y cuenta nueva, como se pretendió hacer en la transición, hoy la sociedad española está más que madura para resolver cuestiones tan humanitarias como conocer donde están enterrados sus abuelos y rescatarlos, pero no con odio ni aviesas intenciones, sino para que tengan un enterramiento digno, simplemente eso.
Hasta tanto no se resuelvan estas asignaturas pendientes, no se habrá hecho realmente justicia y cerrado ese episodio de nuestra historia.
El primer día de la jornada se presentó el libro “ La acracia perdida”, de Francisco Merino Cañasveras, una novela histórica con paisajes y personajes locales, pero con la dimensión del drama a escala nacional. Una obra que refleja el corto período de la anarquía en Castro del Río.
Las jornadas continúan con proyecciones de documentales sobre la Guerra Civil, la presentación del libro “ Brisas de libertad” de Rafael García Contreras y la proyección del documental de Jean Ortiz, “Espejo Rojo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario