jueves, 1 de mayo de 2008

Presentado el libro biográfico " El pena, permanente rebeldía".




Ante más de cien personas se ha presentado en la Casa de la Juventud el Libro "El pena, permanente rebeldía". Además del autor intervino Francisco Merino Cañasveras, hermano del autor, para indicar la génesis de todo escrito literario y las vivencias reflejadas de un hombre de acción,que tuvo la influencia de su otro hermano, Antonio. En el acto de presentación, además de hacer algunas referencias a la Asociación Cultural Cantamora, esboce parte del prólogo del libro, que es como sigue:


"Todo lucha por cambiar, menos los viejos sistemas…la vida de los viejos sistemas nació de inmensas telarañas medievales….telarañas más duras que los hierros de la maquinaria…Sin embargo, hay gente que cree en un cambio, que ha practicado un cambio, que ha hecho triunfar el cambio, que ha florecido el cambio… ¡Caramba! …¡La primavera es inexorable!(Pablo Neruda, en Confieso que he vivido)"


Golpe a golpe, verso a verso, se ha ido fraguando la vida de Juan Merino, como tantos otros personajes anónimos que contribuyeron a la construcción del edificio democrático. Lejos de las idílicas interpretaciones hoy al uso que reescriben la historia haciéndonos creer que la democracia vino de la mano de la monarquía, hay que decir que ésta no fue sino arrancada de la vieja piel de toro ibérico con arrojo y entrega. No era empresa fácil y fue la suma de muchas voluntades la que lo hizo posible. Por eso, en estas páginas de nuestra microhistoria más reciente se detallan retazos de la vida de Juan Merino, pero al fondo del paisaje se adivinan los hombres y mujeres que hicieron posible la libertad.La forja de un dirigente sindical no sólo es la calle o la fábrica: El armazón teórico es fundamental. Por eso, en la universidad del trabajo y la agitación se fue formando en lecturas que hoy parecerán anacrónicas, pero que tienen la rabiosa actualidad de la necesaria lucha de la emancipación de los trabajadores. Lecturas como las de Marta Harnecker, Pulitzer, Marx, fueron tejiendo su conciencia. No era usual que un obrero leyera estos libros. Alguno se sorprendería de que en esos años se acercara incluso a la difícil lectura de El Capital, pero más nos sorprendería que hubiera desentrañado sus complicados tecnicismo económicos. ¡Que extraño es hoy escuchar hablar a algún trabajador de materialismo histórico o del dialéctico, de la superestructura o la lucha de clases¡, algo que era moneda común en las conversaciones de la vanguardia obrera y la gente concienciada.En la apasionante etapa de la transición se fue construyendo el movimiento sindical a través del único sindicato con presencia entonces, CC.OO. En ese período la lucha por la libertad estaba protagonizada por el PCE y la imagen del comunismo tan temida en los cenáculos del poder. Después vendrían la reforma política y el sistema electoral para eliminar a los incómodos adversarios. El comunismo del que bebió Juan Merino es el de los héroes de Leningrado, de la guerrilla, el de los Pablos (Neruda, Casal, Picasso), el del Partido que luchaba en primera línea por la libertad, el de Alberti, Celaya, Camacho...el de la solidaridad con Chile o Víctor Jara. El del canto de Paco Ibáñez, Lluis Llach o Raimon… Con una cultura amasada en muchísimas horas de lecturas. Un comunismo muy humanista y pegado a la realidad de España, a veces libertario, muy alejado de la nomenclatura soviética y de los esquemas rígidos de sistemas que dejaron estas nobles ideas en caricatura.Juan Merino, El Pena, nombre de guerra que ha paseado con orgullo, es activista, orador apasionado en las asambleas, metralleta del verbo. Llegaba con facilidad al corazón del jornalero, transmitía confianza y fuerza. La sensación de que conquistar el mundo estaba al alcance de las manos de los trabajadores, era posible.Después vendrían la democracia y la vida municipal, a la que se ha entregado durante varias décadas, en la última de ella rigiendo los destinos de Castro del Río. Ese período pertenece a otras memorias, pero no quiero dejar de sustraerme, remedando las palabras de Fidel Castro, que ha dicho que la historia le absolverá, a afirmar algo que el tiempo confirmará: que la etapa de Juan Merino, con sus luces, sus sombras y también sufrimiento, ha sido el espacio de tiempo durante el cual Castro del Río ha vivido la mayor transformación y mejoras de la reciente etapa democrática. Ha sido la penúltima entrega a la vida pública de un personaje que cerró el siglo XX y abrió el nuevo siglo siendo Alcalde y por cuyo ADN ha surcado como un rayo su constante compromiso. "
Al acto asistieron dirigentes de la dirección provincial de IU, encabezados por el Coordinador Provincial Francisco Martínez y compañeros de la localidades de Baena, Nueva Carteya y Albendín.

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